La vida apremia cuando se la espera demasiado. En mi caso he llegado al extremo de tener que contar para vivir ilusionado. Mantener la distancia supone tres segundos, dos a lo sumo. Así que siempre busco un punto fijo con la mirada y si cualquiera que me precede lo alcanza, entonces acelero la marcha y comienzo a contar. Cada vez con más frecuencia rebaso ese punto sin terminar la cuenta. Eso significa que ya estoy demasiado cerca.