El capitán no se dejó amedrentar y no hizo llamada de socorro alguna, no gritó ni todo a babor, ni mujeres y niños primero, ni sálvese quien pueda, ni sed valientes, ni que Dios os bendiga… O le fallaban las palabras al ver aquellas caras agarrotadas con terroríficas expresiones, o el barco -en su humilde parecer- no se hundía.
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Este microrrelato resultó finalista del IV Concurso Internacional de Microrrelatos «Museo de la Palabra», organizado por la Fundación César Egido Serrano. A esta cuarta edición se presentaron 35.609 microrrelatos procedentes de un total de 149 países participantes. Puedes descargar la antología publicada aquí.