Versus

Amarillea los libros más inéditos -sumergiéndolos en un baño de semillas de cereal- para sorprenderse a cada página como si se tratase de  un clásico de la literatura universal. Pero esto no siempre es posible -por muy viejo que parezca el libro-, así que intercambia sus descartes en una librería de segunda mano y elige ahora los más usados para restaurarles las tapas, limpiarlos en seco y blanquearlos hasta creerse alguien que tiene mucho que contar.

Escribe prólogos y pies de página, subraya, dobla sin piedad las esquinas de las páginas que debe releer. Aunque también los explica, los regala y firma dedicatorias como si los hubiera parido.

Y mientras avanza en su carrera hermeneútica no piensa -ni por asomo- que su regreso al mundo sea inminente. Pero quizás ocurra mañana mismo -nunca se sabe-, cuando después de un sueño intranquilo se encuentre sobre su cama convertido en un monstruoso realista.

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